- Gracias al Programa de Desarrollo Productivo de Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi, Rafael Zárate continúa la mejora en los procesos de su planta procesadora de algas marinas, que creó hace algunos años y que hoy transformó en un negocio familiar próspero que le aporta estabilidad laboral y económica.
Agudeza e inventiva son dos atributos que marcan la vida de Rafael Zárate (59), ya que como vecino de caleta Caramucho visualizó en el huiro que es arrojado naturalmente por las corrientes marítimas a orilla de playa, una oportunidad de negocio para crear un emprendimiento familiar basado en la comercialización de esta alga.
Fue así como en 2006 aplicó su ingenio para implementar una planta procesadora en la localidad costera donde reside, construyendo con sus manos un rudimentario molino, correas transportadoras y otros implementos con piezas obsoletas de diferentes maquinarias en desuso para el procesamiento de prepicado de huiro seco y su posterior venta como materia prima para diversos usos en la región.
“El entorno del borde costero me fue enseñando que era necesario innovar y reinventarse. Fui pescador por muchos años, pero decidí hacer un cambio en mi vida. Por lo mismo, me di la tarea de fabricar mis propias máquinas para prepicar el alga, las que respondieran a mis necesidades y las características que tenía en mente. Soy una persona creativa que siempre está ideando y así fui armando mi historia”, afirma.
Su emprendimiento en Caramucho cuenta con el apoyo de Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi a través de su Programa de Desarrollo Productivo, iniciativa que ha sido un aliado para Rafael Zárate en su propósito de realizar mejoras continuas a sus procesos para el tratamiento del huiro seco. “Collahuasi nos ha facilitado nuestro trabajo. Soy un agradecido de su ayuda, porque hemos comprado maquinarias como un camión para transportar el alga, una grúa horquilla, una pala mecánica y otras herramientas para seguir creciendo como empresa familiar. Con estos aportes, hemos logrado simplificar en un 100% el trabajo pesado en la planta”, sostiene.
Este Programa de Desarrollo Productivo es ejecutado por la consultora local Co-Imagina y comprende un trabajo coordinado entre los 11 sindicatos del borde costero sur de la comuna de Iquique y Collahuasi, con foco en contribuir en el desarrollo de emprendimientos que favorezcan a dinamizar la economía de Tarapacá, en paralelo con generar empleabilidad y mejores perspectivas económicas para los vecinos y sus familias.
La apuesta por innovar de este emprendedor fue más allá, pues no sólo ha sido capaz de apalancar esfuerzos y recursos familiares para montar su planta procesadora en el litoral sur de Iquique, sino también incorporó una técnica distinta para manipular este producto marino, con el objetivo de marcar una diferencia competitiva en el mercado local.
“Otros molinos trabajan con la técnica del martillo, pero yo apliqué el cuchillo en mi molino para simplificar la mano de obra y la capacidad de molido, lo que me genera mayor producción y mejores ingresos. Gracias a esta técnica, he llegado a abastecer un contenedor diario, que son 28 toneladas de huiro molido en un día”, explica.
Producto del bienestar y estabilidad que su negocio le ha retribuido, Rafael Zárate ya está trazando sus próximos pasos, los cuales no sólo contemplan seguir destinando recursos propios para fortalecer el quehacer de su planta procesadora, sino también iniciar más adelante otro emprendimiento: la instalación de una planta de tratamiento de ramas en otra localidad costera para elaborar tierra de hojas, un proyecto que prefiere mantener en reserva hasta que pueda concretarlo.