La precariedad, el abandono, la desidia incluso de quienes desconocen esta cruda realidad, quedaron -una vez más- al descubierto, tras el incendio que se llevó la vida de nueve personas en Alto Hospicio. El siniestro, que afectó a una familia ecuatoriana, con hijos nacidos en Chile, no es el primero, pero sí el más grave ocurrido en el último tiempo en esta localidad.