Un cóctel explosivo, donde se mezcla la inseguridad que vive la ciudadanía, la xenofobia que fomentan algunos líderes de opinión y el hartazgo de los iquiqueños que han visto trastocada su rutina, quedó en evidencia en una nueva marcha por la costanera de la ciudad, que -una vez más- culminó con incidentes a su término.