El Río Loa, que logró vencerle la mano al destino y permanece impertérrito en el paisaje, junto a los ecosistemas marinos de Playa Blanca, estuvieron de fiesta esta semana. La declaratoria de Santuario de la Naturaleza, por un lado y de primer humedal urbano protegido, por otro, hicieron que la comunidad, organizaciones ambientalistas y las propias autoridades, sintieran una legítima satisfacción.

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