Fue uno de los crímenes más atroces de la naciente dictadura: apenas cinco días después del Golpe Militar, a Víctor Jara lo encontraron muerto en las inmediaciones del cementerio metropolitano con 44 impactos de bala. Su pecado: haber sido uno de los artistas emblemáticos de la Unidad Popular, la coalición que llevó a Salvador Allende al poder. En todo el país, a instancias de la fundación que lleva su nombre, se realizaron actos en conmemoración de su muerte.